EN UNA CAMA DE
OCHENTA
La tarde se perdió en nuestro sueño limpio,
yo en tí, dormido y tierno, tú, aquí:¡ la luz!.
En una cama de ochenta nos sobra medio
colchón... de lo fundidos que estamos,
nos sobra dicha y pasión, en una cama
de ochenta, en un país sin nación
el mundo transita ajeno, nosotros:
rindiendo cuentas a la vida y al amor.
¡Mira!, es de noche ,
te digo, sin moverme
de tu boca, tu no me escuchas y loca
me acercas tu corazón...
¿lo atrapo?, no, lo respiro… se fue la tarde
y te digo: mañana no será nunca,
¡ voy a parar a la Tierra
en su absurda rotación!...
y en una cama de ochenta,
azul litera de amor,
vivimos sin prisa alguna
una eternidad completa,
acumulando ternuras,
en una cama de ochenta....
Dame tus
manos, toma mi pena,
que vamos a dibujar
con temperas de verdad
un poema azul marino:
la vida sin soledad.
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